Ultima hora acciones de Facebook a la venta

Algunos de los mejores clientes privados de Goldman Sachs recibieron la semana pasada un correo electrónico. No tenía más de 400 palabras y en él se les invitaba a “explorar la oportunidad de suscribir un mínimo de 2 millones de dólares en acciones de una compañía que no cotiza en Bolsa”. En el citado texto no se mencionaba ni siquiera el nombre de la compañía en cuestión.
La singularidad de la oportunidad de inversión no pasó desapercibida y en pocas horas, las principales webs financieras hacían público que Goldman Sachs estaba colocando 450 millones de dólares entre sus mejores clientes privados y socios del banco interesados en suscribir acciones de Facebook a una valoración de 50.000 millones de dólares, lo que representa menos de un 1% del capital de la compañía.


La expectación creada por la citada colocación ha sido excepcional tanto desde el punto de vista regulatorio como de las implicaciones que operaciones similares pudieran  conllevar en la actividad de salidas a Bolsa.

Compañías tecnológicas como Twitter, Zynga o Groupon, recientemente adquirida por Google, también han recurrido a operaciones similares para captar fondos entre inversores privados como alternativa a la tradicional admisión a cotización en los mercados de renta variable.
La regulación americana exige a las compañías que cuentan con 500 o más accionistas a salir a Bolsa y cumplir con los requisitos de información de las compañías cotizadas, como fue el caso de la Salida a Bolsa de Google en 2004. La suscripción de las nuevas acciones de Facebook se hace a través de un vehículo de inversión que aúna a todos los inversores privados, lo que está siendo analizado por la SEC por si incumpliera el límite de los 500 inversores.

Según la información publicada, en menos de 24 horas se colocó la demanda para suscribir acciones de Facebook, lo que ha obligado a Goldman a hacer un sustancial recorte de las peticiones iniciales de los inversores, provocando bastantes quejas de algunos de sus mejores clientes.
Es curioso ver como en un entorno de mercado que desconfía de las salidas a Bolsa y exige sustanciales descuentos, la demanda para suscribir acciones en una compañía de la que apenas se tiene información financiera y que está valorada en 25 veces su cifra de ventas -Google cotiza actualmente a 7x sus ingresos anuales- se cubre en menos de 24 horas.

Facebook, que fue creada en 2004 como una red social para que los estudiantes de Harvard pudieran comunicarse y compartir información entre ellos, cuenta con más de 500 millones de usuarios en todo el mundo y una facturación estimada de 2.000 millones de dólares.
A lo largo de los últimos seis años, el desarrollo de Facebook ha sido financiado principalmente por fondos de Venture Capital especializados en tecnología, que detectaron el potencial de crear una gran “red de redes sociales”. En 2007, Microsoft invirtió 240 millones de dólares tomando una participación inferior al 2% del capital, valorando Facebook en 15.000 millones de dólares.
Su fundador, Zuckerberg ha descartado en varias ocasiones cotizar en los mercados de capitales de manera inminente, y confía en poder hacerlo cuando la compañía esté preparada para ello y las condiciones de los mercados financieros sean óptimas.

Es prematuro predecir si suscribir acciones de Facebook será un buen negocio, pero parece que las prioridades de empresas líderes que necesiten financiar su crecimiento ya no solo pasan por salir a cotizar o acudir a fondos de capital riesgo, sino también contar con el posible interés de inversores privados que estén dispuestos a financiar planes de negocios atractivos.

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