El drama de hasta 300.000 recién nacidos robados del nido al nacer

Entró en quirófano para dar a luz y salió de la clínica con un rosario entre los brazos. Era 1984. Y Paloma Moset una joven de 24 años. Su novio había huido tras la noticia del embarazo y los médicos utilizaban lúgubres argumentos para convencerla de que entregase al bebé en adopción tras el parto. Paloma había decidido ser madre pese a que la hostilidad crecía al ritmo de su barriga. Hasta que el infierno se activa el 30 de marzo. Un intenso dolor físico la obliga a ingresar en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Los médicos le diagnostican un cólico nefrítico. Pero ella sabe que son contracciones. La sedan y despierta el 1 de abril. Sin hija y con el abdomen cosido a puntos.

El equipo médico utilizó tres argumentos para justificar la cesárea y posterior desaparición del bebé: "Ha tragado sangre y ha fallecido", "No podemos enseñarte el cuerpo porque está desfigurado" y "Has tenido suerte porque iba a ser subnormal". Paloma enfureció hasta el delirio y las enfermeras amenazaron con abandonarla en la planta de psiquiatría. Pero un sórdido episodio ratificó las sospechas de que su hija había nacido con vida. La madre de Paloma se cruzó con una monja por el pasillo del hospital y describió a su nieta como una niña "guapa, blanquita, de ojos grandes y negros". Moset busca esa mirada desde hace 26 años. Y su hermano. Y su madre. Antes lo hacía en silencio. Ahora, a través la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones (Anadir).

Ante la Fiscalía
Esta organización presentó este jueves ante la Fiscalía General del Estado una denuncia por el robo de 261 niños entre la década de los 50 y los años 90. El abogado de la asociación, Enrique Vila, confía en la apertura de una investigación que permita identificar a los responsables de este delito y que las víctimas de la trama puedan encontrar a sus madres, hijos y hermanos. El escrito incluye partidas de nacimiento falsificadas, pruebas de ADN de afectados, declaraciones de padres que revelan la compra de niños y testimonios de enfermeras o enterradores que ratifican las irregularidades. Los afectados han reclamado también al Gobierno la creación de un banco de ADN para poder cruzar los datos de los denunciantes. La organización calcula que podría haber hasta 300.000 niños robados.

La hermana de Ricardo López engrosa las estadísticas. Nació en Figueras en 1963. Extrajo su cabeza del útero y comenzó a llorar. Sus pataleos nocturnos fueron una premonición de futuro: Carmen Martín amanece sin su hija. Un sacerdote le confirma la muerte del bebé y le informa –sin posibilidad de réplica– que la institución había enterrado a la niña de forma altruista para evitar un dolor más agudo. Pero ya le habían destrozado la vida.

Testigo clave
"Su hija está viva". La frase lapidaria que le regala una trabajadora de la limpieza antes de abandonar la institución sería el origen de una búsqueda encolerizada y desesperada que comienza en los juzgados y llega a sentar a Carmen Martín en el plató de Quién Sabe Donde junto a Paco Lobatón. Ricardo toma el testigo de sus padres cuando el tiempo los derrumba. Y descubre más detalles tenebrosos. Su madre aparece en el registro con un nombre falso y el registro civil recoge el nacimiento de su hermana como 'feto de seis meses'. "Nació a los nueve meses en un parto natural. Otra calumnia que hace que no pierda la esperanza". Y no la pierde. El martes Ricardo se reúne con la gerente del hospital de Figueras. El objetivo: localizar a la mujer que alertó a su madre sobre su bebé y, a partir de ahí, tirar del hilo...

Medio siglo de robo de niños
El negocio de la compra/venta de niños en España se inaugura en los años 40. En esa década comienza el robo de hijos de mujeres republicanas que estaban encarceladas. Sin embargo, en los años cincuenta, esta práctica se convierte en una trama mafiosa con una finalidad económica, en la que participan personas de izquierdas y de derechas y que dura hasta los años noventa.

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