Cien mil carteles para una única esperanza

J.M.N. 18/08/2012

Si José Bretón, desde la cárcel y a través de la carta llegada ayer a Diario CORDOBA, ha reprochado a la Policía el haberse tomado "vacaciones" en la búsqueda de los pequeños Ruth y José, no puede decirse lo mismo, ni mucho menos, de las decenas de voluntarios que luchan cada día para que la sociedad se conciencie y tenga presente en todo momento la necesidad de buscar a los niños desaparecidos en Córdoba aquel 8 de octubre del 2012.


De entrada, hay que pensar en esos carteles repartidos por toda la ciudad de los pequeños Ruth y José. Al principio, en fotocopias reproducidas gracias a la voluntad de decenas de ciudadanos anónimos. Más tarde, gracias a la cartelería profesional, que también se ha usado después para anunciar manifestaciones, concentraciones, actos de protesta o convocatorias como la que lidera ahora la Plataforma Ruth y José Desaparecidos, que consiste en recoger peluches para, simbólicamente, regalárselos al pequeño José Bretón el 10 de septiembre, fecha de su tercer cumpleaños.

Pues bien, Antonio Santiago, portavoz de la plataforma (ya convertida formalmente en asociación), asegura que la firma a la que está ligado, la imprenta Dvertigo, lleva impresos altruistamente 100.000 carteles en los últimos meses. A Antonio Santiago, sin embargo, hay que arrancarle el dato como una confesión, ya que no quiere hablar de ello para que nadie piense que busca hacerse publicidad con una causa tan dramática. Pero no es el caso, porque pocos saben que la cartelería proviene en buena parte de esta imprenta que, muy al contrario, corre con los costes.

Eso sí: si un cartel no se distribuye, no sirve de nada. Por eso, hay que citar en este capítulo a la red de miembros y simpatizantes anónimos de la plataforma, que reparte las hojas por los comercios y espacios públicos, todo ello sin olvidar a los que convierten sus espacios en las redes sociales en sus propios paneles para la búsqueda de Ruth y José. En total, cientos de voluntarios que con el tiempo se han organizado y ya presentaN una estructura casi estable, un colectivo solidario cuyo espíritu, ya propugnan algunos, es seguir trabajando en el futuro por causas sociales más allá de que se solucione el caso de Ruth y José.