La nueva búsqueda se centra en determinados puntos que se encuentran en un radio de entre cinco y diez minutos de la finca de los padres de José Bretón, el único imputado en el procedimiento. El motivo de este nuevo rastreo, ordenado por el juez instructor, José Luis Rodríguez Lainz, es que el progenitor tuvo este margen de tiempo para abandonar a los dos pequeños en un lugar próximo a la finca de sus padres, donde hasta el momento los exhaustivos registros realizados no han arrojado ningún resultado positivo.
Los agentes de la UDEV, que encabezan la investigación, ya inspeccionaron algunos de estos puntos a finales del pasado mes de julio, pero otros quedaron pendientes de la investigación más exhaustiva que se desarrollará a partir de ahora. Aunque el juez instructor se encuentra de vacaciones, la abogada de la acusación, María del Reposo Carrero, informó ayer de que la Policía ya dispone de la orden para realizar el nuevo registro. La letrada no pudo concretar cuándo se producirá el rastreo, si bien fuentes de la Subdelegación aseguraron que será esta misma semana y que depende de los trabajos de limpieza.
El Ayuntamiento, sin embargo, negó ayer que el Cuerpo Nacional de Policía haya requerido al Área de Infraestructuras que intervenga en la zona. A última hora de la tarde de ayer, de hecho, el Consistorio no había recibido ninguna solicitud en este sentido, informaron fuentes municipales. El departamento que encabeza la concejala Carmen Sousa, no obstante, prestará una "colaboración total" cuando se le requiere, aseguraron las mismas fuentes.
Según la teoría del juez instructor, tras abandonar la finca con los niños por las calles traseras a la parcela, Bretón tuvo "un margen de aproximadamente diez minutos para alcanzar un punto previamente seleccionado y preparado para ocultar a sus hijos, en un radio de acción de aproximadamente cuatro minutos, o bien para realizar una operación de trasvase de sus dos hijos desde su vehículo hasta el vehículo de una tercera persona que se los podría haber llevado sin ningún tipo de problema ni impedimento". "Si lo que pretendía el encartado era causar el mayor mal posible a su esposa en despecho por la que consideraba humillante ruptura de la relación matrimonial, es evidente que la solución que menos problemas podría acarrearle era la de matar a sus dos hijos y hacerlos desaparecer", teoriza el juez en uno de sus autos.