Póker y bingos online en la sinuosa madrugada del insomne desempleado

Sergio Farras | febrero 14, 2013
Cuando la necesidad más aprieta, el ser humano, que es criatura confiada y crédula, suele recurrir a la necesidad del apuro y de la carencia volátil, más del género que viaja por las miserias del alma que por la prudencia que suele dar la razón. Perfil de una nueva mercadotecnia, se ofertan por algunos canales de televisión, a eso de la sinuosa medianoche; qué es hora que todo lo confunde y todo lo despista. Se trata de juegos viciosillos y poco cristalinos a la vista del espectador, que está totalmente entregado a estas horas insomnes y desveladas que ofrecen el momento de alcanzar la gloria online.

Aparentemente estos formatos de entretenimiento, se presentan en nuestros televisores como alternativa para ganarse la vida sin tener más oficio que el azar y la chiripa. Dicen, que de gran belleza y de alimento para el inconsciente, que siempre anda deseoso de nuevas experiencias. Los pensamientos solitarios de la misteriosa madrugada, pueden invitar a caer en el yerro de coger el auricular del teléfono, o aporrear inconscientemente el biselado teclado del ordenador, para ser partícipe y cómplice condicionado de estas fiestas ludópatas, de madrugadas canallas y de granujería tecnificada. Que igual, es placebo hipnótico como comportamiento sustitutivo para combatir el insomnio del desempleado, enmascarado todo con la trampa del entretenimiento y las gracias de las chicas; que visten medio en porretas, anulando y despistando el descanso reconfortador y reparador de Morfeo. Animando van estas jóvenes criaturas al vicio deseoso con orgias de promesas de cómodos beneficios, que sustituya al madrugar y ganas de buscar trabajo. Con el peligro añadido, de avivar la pereza que anulará la acción de ir a entregar curriculum mañanero por carecer de motivación que el madrugar anima y determina.

Póker, bingo, casino y las clásicas videntes de toda la vida, se muestran como una religión o doctrina digital a seguir. Y esto de la apuesta online, es prima del diablo y desafío de jugarte lo poco que te queda en la tarjeta de débito, que ya suele andar bastante limpia y triste en estos tiempos que corren. Estos programas nocturnos de la televisión, llaman la atención como bengalas luminosas al desorientado espectador, que ve lo qué le entra por la retina como fácil solución y poco acierto de su necesidad de falta de dineros que no entran por la falta de empleo. El rostro corrupto tras la máscara que esconde tal ludópata actividad, es riesgo real y aventurado de los qué nos quieren quitar los pocos cuartos que nos quedan en los bolsillos desde las seguras distancias. Tales espacios televisivos, se presenten como entretenimientos sencillos y hasta aparentemente lúdicos, pero en su fondo más borroso, van buscando almas confusas y despistadas antes del pernoctar diario para mal y riesgo de sus beneficios.

Estos programas atrapan como el sonido de la guitarra trovadora y de engañoso misterio. Y las presentadoras: medio desnudas y cachondas como ninfas taberneras, van haciendo uso de sus encantos mercadotécnicos bien estudiados. Mientras, una hembra de buen ver, sigue mostrándose como un hada basta y tirando a chabacana, que anima a llamar por teléfono para dar esquivo al esfuerzo y entregarse a la predestinación de perder por defecto. Pues ganar en estos menesteres, puede ser tan aventurado como de iluso trazo. La magia está a punto por el ojo noctámbulo de lo que se quiere ver, cuando un fuego vivo y engañoso es utilizado cómo táctica de la providencia. Y la suerte facilona que no suele existir hace el resto.

El vicio y el barro suelen cubrir las miserias. Y cómo prohibir algo, es tornarlo objeto de deseo, la piel gime cómo el alma de quien no quiere la cosa. Mientras, como un anzuelo de piel sedosa, la chica de generoso escote o chulapo varón de buena planta, nos sonríen con ternura y nos atrapan en nuestros instintos en el vago sueño del fácil lucro. Para vencer la oscuridad de la noche esperando una chispa brillante en forma de recompensa económica, y que no suele llegar más que a una misteriosa cita con la desventura de perder todo lo apostado.

En frescos borbotones se escapan los miserables euros, acuchillando a la poca economía que nos quedaba para pasar el complicado fin de mes. Esto de los apuros económicos suele llevar a penurias más grandes de ignorados rumbos. A veces imprudentemente, como caminando en cuán, pernocta la argucia y el perder casi seguro en un abismo sin fondo. Porque después del juego vienen las lamentaciones y los arrepentimientos. Y no suele haber marcha atrás que arregle la imprudencia por el ojo del tiempo, ni tampoco hechizo que cebe ni fermente la poca economía que nos quedaba, para que al final, se lo lleven los duendes de la noche que se esconden muy hábilmente detrás de nuestros televisores. Mientras, el macizo del desempleo se desploma tristemente como el ave que ya no puede mover sus plumas.

Sergio Farras, escritor tremendista.