¿Cómo superar el dolor durante el coito?

Cómo superar el dolor durante el coito

Quizás la causa resulte banal: si no se tienen ganas de relaciones sexuales y aceptamos la penetración sin estar totalmente excitadas, antes de haber relajado los músculos del bajo vientre y haber lubricado correctamente la vagina, la penetración resultará desagradable o dolorosa. Si no es el caso, será necesario saber si el dolor se produce desde las primeras relaciones o si ha aparecido tras un hecho concreto (intervención, infección, parto); y si el dolor se produce en la entrada de la vagina o en la parte más interna.

El origen del dolor puede ser orgánico (ginecológico, urinario, vascular, dermatológico, de los ligamentos…) o psicológico. A menudo las causas son confusas, puede que perdamos la confianza y el cuerpo se bloquee si las causas orgánicas iniciales se han prolongado durante mucho tiempo.

Las causas orgánicas

Una mujer en principio desea examinarse para ver si hay alguna cicatriz o modificación de la superficie de la piel en los labios o en la entrada de la vagina:

  • Introducir un dedo en la vagina para detectar un punto doloroso, un músculo demasiado tenso o una contractura
  • Determinar si solo hay dolor o si éste viene acompañado de ardores, pruritos y pérdidas
  • Observar si el dolor está relacionado con las menstruaciones o no, con una postura concreta…
  • Indicar si el dolor se produce durante todo el acto sexual o si sólo es al principio, o al final, o incuso si no desaparece hasta al cabo de unas horas o incluso al día siguiente.

Dolores al inicio de la penetración

El médico consultado posiblemente detecte una causa infecciosa (a menudo una cistitis, una micosis o una enfermedad de transmisión sexual), dermatológica (como un eccema) o anatómica (tras un parto difícil, una episiotomía, etc.). Una exploración revelará rápidamente los casos poco habituales de hipertonía de los ligamentos, himen demasiado estrecho o malformación vaginal.

Dolores profundos

Se deben a enfermedades ginecológicas: las más habituales son fibromas uterinos y quistes ováricos voluminosos, endometriosis (con esterilidad y dolores importantes durante las menstruaciones), tratamientos quirúrgicos u hormonales, lesiones del cuello uterino o salpingitis (inflamación de una trompa).

Las causas no orgánicas

Una cierta aprensión a la penetración puede impedir la relajación muscular y la lubrificación, lo que podría comportar que cualquier intento de penetración resultara doloroso. De este modo se crea un círculo vicioso, la aprensión aumenta y el dolor cada vez es mayor (ver vaginismo).

La inquietud puede deberse al miedo a las enfermedades, a la creencia de que el miembro del hombre es demasiado grande para su vagina, al sentimiento de no estar a la altura o a conflictos con la pareja (que se traducen en un malestar general en la pareja). El origen también puede ser menos evidente y estar relacionado con conflictos inconscientes.

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Verificar la seriedad de las creencias que nos paralizan, respetar los deseos de uno mismo, aprender a relajarse por sí solo, reencontrar el gusto del propio placer y de imaginarlo, pueden constituir los puntos de partida de una evolución favorable, donde la relación sexual se desea y no se sufre ni se teme.

Con sus explicaciones y consejos, el médico, tanto el de cabecera, como el ginecólogo o el sexólogo, nos ayudará a desdramatizar las situaciones.

Dr. Y. Ferroul

 



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