YO, la nueva moda absurda de Silicon Valley


La nueva app de moda en Silicon Valley se llama "Yo" y envía una notificación de dos letras a quien tú quieras. Tan sencillo que parece mentira.

Puede que hayamos llegado al punto de tensión de rotura de la burbuja de las applicaciones para móviles. La nueva moda en EE.UU se llama "Yo" y envía una notificación con el mensaje "Yo" a los contactos que también la tengan instalada. Comunicación simple y eficiente como lo llaman sus creadores.

El fundador de la compañía llegó la semana pasada a EE.UU

Decía antes que puede que hayamos llegado al punto de tensión máxima porque la empresa detrás de este invento ha conseguido financiación por valor de 1 millón de dólares, lo cual es un poco preocupante. ¿Qué aporta este servicio como novedad o mejora? Nada. Es simplemente estar por estar, postureo fino. Y esto es un dato preocupante porque esta financiación es un claro movimiento especulativo que, como se vea recompensado, atraerá a más inversores ávidos de una parte del pastel dispuestos a financiar y esclavizar a miles de jóvenes emprendedores.

Para más inri, la aplicación acaba de ser atacada por tres estudiantes que han conseguido revelar las identidades de sus usuarios en un escándalo que recuerda al de principio de año en Snapchat. Aunque parece que sus creadores están trabajando para resolver el tema, el daño ya ha sido hecho y los datos de los usuarios han quedado expuestos.

Ayer comentaba con Felix Palazuelos, compañero de ecetia, que Silicon Valley vive en una burbuja mezcla de Operación Triunfo y la casa de Gran Hermano donde todo se magnifica y todo es más importante que en el resto del mundo. De hecho se ha acusado al "valle", como se le conoce allí, de vivir en una realidad paralela donde tan sólo se interesan por resolver problemas que ellos mismos crean o que sólo ellos tienen. Un claro ejemplo es la serie "Silicon Valley" que retrata lo absurdo del mundo de las startups tecnológicas y como sus creadores intentan crear un mundo mejor con apps que sólo ellos necesitan.

En el 2.000 ya pasamos por esto, la crisis de las punto com, y ahora, espero equivocarme, podemos atravesar por lo mismo. Una situación donde se inviertan desorbitadas cantidades de dinero en empresas con nulo valor añadido con la esperanza de que triunfen y devuelvan beneficios desproporcionados. Es como ir al casino. Y ya sabemos lo que pasa: que ahí la banca es la que gana.

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