Ni un giro de cabeza de un experto en ‘traseros poderosos’, ni una mirada furtiva hacia tan aparentes posaderas, la magia del body paint hace que un culo desnudo pase totalmente desapercibido al común de los mortales. El trabajo está tan logrado que parece que viste unos vaqueros de verdad.
De cerca, de lejos, bajando unas escaleras mecánicas, en las gradas de un espectáculo, en la cola de un establecimiento de comida rápida… Nadie se da cuenta del engaño.
Incluso, rizando el rizo, la muchacha pregunta a una dependienta de unos grandes almacenes si tienen los pantalones porque un amigo los compró allí. La chica se fija detenidamente pero no se percata del truco y le indica que en una planta más abajo quizá los pueda encontrar. ¡Vaya ojo clínico!
Y como traca final, un hombre que sí está atento a los ‘grandes detalles’, inmortaliza la jugada. ¿Se daría cuenta de la ‘artimaña artística’ al revisar el archivo fotográfico de su móvil? Lo que está claro es que no se cortó ni un pelo. Solo le faltó plantar un trípode y comenzar a disparar (en el buen sentido, no seáis mal pensado que os conozco).
PD. Y para que las féminas no se quejen, os dejo el vídeo de un ‘cachitas’ recibiendo todo tipo de ‘piropos’. Después dicen que la belleza está en el interior.
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